Hablar de los calados de Rioja es realizar una mirada retrospectiva al pasado. Sus orígenes llegan a ser algo inciertos en algunos casos por la carencia de registros fiables, pero se presupone que entre los siglos XV y XVI se construyeron muchos de ellos en los pueblos de tradición vitícola donde el principal cultivo era la vid.

La función de estas “cuevas subterráneas” era el de bodega natural, donde guardar los toneles de vino a una temperatura constante, de tal forma que no se alterasen las características organolépticas del vino por cambios de temperatura ambiental.

Hoy en día, siguen cumpliendo esa labor de refrigeración natural para los vinos, además de ser el lugar preferido de los enoturistas, especialmente en estos meses de calor.

En nuestra bodega familiar contamos con un pequeño calado del siglo XVI donde los antepasados de Clemente elaboraban sus vinos y que el bodeguero empezó a rehabilitar y acondicionar en 2006 para convertirlo en lo que es actualmente Bodega Clemente García.

Adentrarse en su interior es llevar a cabo un viaje a través de la historia del vino, que el propio bodeguero transmite a los enoturistas en sus visitas.

Descúbrelo con nuestra experiencia calado y cata.